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Nápoles-1996-De la serie iluminados-Luis Cobelo
Hace bastantes años fui al cine sin saber qué película iba a ver. Fue en el cineclub Charles Chaplin de Barquisimeto, donde me nutrí tanto de cine todos los miércoles durante años seguidos y donde también viví experiencias sicodélicas con algún que otro sicotrópico ( esto lo cuento en otro post un día de estos pero la historia va en el libro que ya he empezado a escribir)
Bueno, el caso es que esa película era "Faraway so close" de Win Wenders. Como dije antes, no tenía ni idea de qué trataba y el aire acondicionado agradable y la poquísima gente que había en la sala inmediatamente me señaló que esa iba a ser una buena película.
Y tanto si lo fue. Transformó mi manera de ver la vida ( que maravilla cuando una película te enseña como si fuera un libro de filosofía)
No contaré detalles, pero los que conocen la historia del ángel que cuida a los humanos y que se transforma ( muere como ángel) en uno de ellos para luego al final convertirse de nuevo en ángel ( muere como humano) estarán de acuerdo conmigo en que te da una perspectiva positiva, cruda y optimista de lo que es la vida: un sueño. Claro, esto lo estoy contando muy resumidamente. Pero allí está el ángel del tiempo, implacable( personaje que me mató). Están también el ángel mujer que lo vigila( porque lo conocía de ángel) y lo trata de proteger de las inmundicias de un mundo cruel pero claro, no puede.
A Cassiel le pasa de todo, se hace amigo de un traficante de armas que resulta tener un corazón de oro, se encuentra con ángeles "humanos" y hasta va a un concierto de Lou Reed al que había protegido o dado inspiración en su época de ángel mientras Lou cantaba “Berlín” en una habitación de hotel en blanco y negro. La película tiene un final crudo pero maravilloso. Todos los personajes albergan en su cara una sola palabra: esperanza. Y queda el halo de que más allá del final hay un futuro y que cada uno de ellos utilizará sus oportunidades de la manera como se le presenten, porque claro, aprendieron la lección del ángel: vive, equivócate, escoñétate, ama, desea, y muere, que yo estaré allí para darte solo eso: esperanza.
Bueno, la vaina es que uno quiere creer que hay ángeles que te cuidan (quiero creer que a mi me protege una niña que espero no se escandalice de tantos errores que he cometido) y que te abrazan cuando estás llorando o estás sufriendo y te soplan en la oreja y en sus susurros te dicen que eres humano y aguantas lo que sea, porque así estás formado: para aguantar y soportar, lo que venga. Porque coño, ser un humano no es fácil, pero tampoco tan difícil.
Tan lejos y tan cerca estamos de todo, de la felicidad y del sufrimiento, en un minuto estamos del lado de la armonía y en un segundo pasamos al infierno para volver a estar felices otra vez.
Ayer, muy de madrugada, sin poder dormir, premonitoriamente me topé con la peli en la tele, la volví a ver como por quinta vez, mientras tenía a mi lado durmiendo a mi pequeño Bruno, oyendo su respiración y sintiendo sus manitos que me tocaban pidiendo seguridad en sus sueños. Y obvio, al final lloré, porque soy un llorón, y porque creo en la esperanza.
Yo quiero que en mi vida sean más numerosas las veces en el lado de la felicidad y la fe, y estoy tratando, mi ángel sabe que estoy tratando.
PD: “Faraway so close” es la segunda parte de “El cielo sobre Berlín” mucho más filosófica y densa que la segunda y un tanto pesimista, más bien nihilista.