miércoles, 23 de enero de 2008

La mecedora de mi tío Otis


Mi tía Maruja vive desde hace muchos años en Pensacola, en el estado de Florida. Desde que mi tío Otis la hechizara con su uniforme militar de marine una vez que pasó por La Coruña, ella lo siguió a cualquiera de las bases militares a las que a él destinaban (era mecánico de aviones de la aviación USA)
Pero su hogar siempre estuvo en Niceville, a 30 minutos del centro de Pensacola.
El tío Otis murió hace 4 años y la tía Maruja no se vino a España, aunque tiene casa en La Coruña donde pasaba todos los veranos desde hace pocos años ha reducido sus viajes. En junio de 2006, y después de muchos años queriendo ir a verla, el destino me llevó cerca y fui a visitarla. Desde que tengo conciencia siempre quisimos ir mi hermano y yo a pasar los veranos con ella, siempre nos invitaba, pero nunca se dio. La verdad lo que queríamos era ir a Disney World.
La tía Maruja me fue a buscar en un punto pactado en su enorme carro gringo color azul claro que tenía la calcomanía "supporting our troops" en el salpicadero trasero. Hacía muchos años que no la veía pero estaba idéntica, conservaba su voz ronca y su acento de americana-gallega que siempre me fascinó. Ha envejecido claro, y la imagen que tuve de ella se mantenía, siempre fue la misma: de mediana edad y todo el tiempo happy.
Su casa es enorme, me recordé de las propagandas de los años 50 que aseguraban que la "american way of life" era la única vía posible para alcanzar la felicidad.
Y en un sitio que se llama Niceville, parece que la felicidad es fácil de obtener.
La casa le queda grande a la tía pero nada de dramas en ella, siempre adelante y con fuerza, enérgica. Tiene un jardín interno muy bien cuidado donde hay casetas con comida para los pájaros que van de paso en sus migraciones naturales. Hay por ahí regadas cosas de su nieta (hija de mi prima Merry, que vive cerca) y por supuesto hay una tele enorme con mil canales y dos sillones para no levantarse nunca más. Lo que más me emocionó fue ver una habitación repleta de fotos de toda la familia. Ahí, tan lejos de todo había un rincón precioso que daba constancia de una familia grande, como yo nunca la había visto y que gracias a la disposición minuciosa de parte de mi tia de cada una de esas fotos, estaba unida. Me vi con mi hermano Carlos, cuando éramos todavía unos bebés, otra haciendo la primera comunión, fotos de mi abuelo Paco (el hermano de mi tía) fotos donde estan mi madre Carmiña, mi abuela Pilar, mi tía Pilarita con sus hijos, fotos de todos los Cobelo, primos, tíos, esposos, esposas, en fin, un mix que me volteó el estómago y de vaina no lloré porque mi tía me lo mostraba como si fuera una colección de alegría y no de nostalgia o tristeza. Entonces ¿para qué llorar?
Bueno, la "ciudad amable" no tiene encantos turísticos para tirar cohetes, está repleta de malls, (que me encantan porque tienen todo lo que cualquier ser humano sueña) hay un wal-mart, cines, restaurantes de todo tipo, tiene mar y playas agradables y es plana y hace mucho calor. Si quieres vivir cómodamente ese sitio es el point, y para mis tíos, era más que cómodo: la base militar origen de mi tío está al lado.
En el garaje de la casa ví esta mecedora, donde los últimos meses de su vida mi tío Otis pasaba algunas tardes frescas leyendo o descansando viendo su jardín.
No lo conocí demasiado en profundidad, recuerdo cuando venían a España desde Oxford, Inglaterra (otra de las tantas destinaciones de su trabajo y a donde también nos invitaban a cada ratico, hasta una vez estuve a punto de ir a estudiar inglés allí) en una época en que vivimos en La Coruña cuando yo tenía 13 años; llegaban con su carro americano con volante al revés, lo cual me dejaba perplejo: ¿un chevrolet automático con volante al revés?
No me olvido de su voz y de su castellano con acento americano y su cara de como alocado todo el tiempo con el cabello despeinado, parecía que estaba como caído de la mata todo el tiempo. Sonreía y asentía a todo lo que le decían, aunque no lo entendiera quizá. Yo pensaba que era un chiflado demasiado simpático en el medio de toda esa gallegada-mix. Las pocas veces que lo ví jamás observé en su cara otra cosa que no fuera una sonrisa, siempre estaba feliz, riéndose de todo y disfrutando de todo.
En la vida no todo es bueno pero estoy seguro que mi tía y mi tío fueron muy felices juntos en porcentajes muy altos. Y ella sigue siéndolo

2 comentarios:

Fernando dijo...

Pues nunca los conocí, o al menos eso creo... Se ve que la tía es buena persona por como la describes...

rafael guillen dijo...

luis muy bonito post.... que grande es tener familia a la mia tambien la adoro....